En alusión al experimento de Ochoa, el científico Hermann Joseph Muller afirmó: “La vida se creó artificialmente en el laboratorio en 1955”.
Severo Ochoa fue un bioquímico español que fue Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1959. Compartió el premio con el bioquímico Arthur Kornberg, por sus descubrimientos sobre el mecanismo de la síntesis biológica del ácido ribonucleico (ARN) y del ácido desoxirribonucleico (ADN).
Ochoa cursó estudios de medicina en Madrid. Se licenció en 1929 por la Universidad Complutense de Madrid y obtuvo el doctorado poco después. Sin embargo, nunca ejerció la medicina. Por ello se dedicó a la docencia e investigación. Es así que fue profesor e investigador en distintas universidades, por lo cual le fueron concedidas varias becas para ampliar sus estudios en las Universidades de Glasgow, Berlín y Londres, y principalmente en Heidelberg.
En 1953, James Watson y Francis Crick habían propuesto un modelo en forma de doble hélice que explicaba la estructura molecular del ADN y en 1955 Severo Ochoa descubrió y aisló una enzima de una célula bacteriana de Escherichia coli, que él denominó polinucleótido-fosforilasa y que luego fue conocida como ARN-polimerasa. Con esa enzima, Ochoa consiguió, por vez primera, la síntesis del ARN en el laboratorio. Un año después, el bioquímico norteamericano Arthur Kornberg, discípulo de Ochoa, demostró que la síntesis de ADN también requiere otra enzima polimerasa, específica para esta cadena. Ambos compartieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1959 por sus descubrimientos.
Estos hallazgos permitieron posteriormente el desciframiento del código genético (que se comprobó era universal para todos los seres vivos) y la confirmada capacidad reproductiva de los ácidos nucleicos hizo que éstos fueran ya considerados como las moléculas de la herencia biológica.
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