Fallece el 27 de mayo de 1910
A mediados del siglo XIX, la esperanza de vida tenía su límite mucho antes de alcanzar la vejez, y no pocas enfermedades que hoy ni tan siquiera sufrimos por prevenirlas con una vacuna eran sinónimo de muerte. El científico alemán Robert Koch contribuyó de una forma tan decisiva al estudio de las enfermedades que se le considera el padre de la microbiología médica moderna y de la bacteriología junto al famoso Louis Pasteur a pesar de los pocos recursos con los que lo logró.
El trabajo de Koch consistió en aislar el microorganismo causante de la tuberculosis y hacerlo crecer en un cultivo puro, utilizándolo para inducir la enfermedad en animales de laboratorio, en su caso la cobaya, aislando de nuevo el germen de los animales enfermos para verificar su identidad comparándolo con el germen original.
Con estos descubrimientos no solo consiguió el Nobel de Fisiología y Medicina, sino que sus postulados, al lograr establecer los requisitos necesarios para probar que un determinado microbio es el causante de una enfermedad infecciosa, son aún hoy en día una pieza fundamental en las investigaciones actuales.
Probablemente tan importante como su trabajo en la tuberculosis sean los llamados Postulados de Koch que establecen las condiciones para que un organismo sea considerado la causa de una enfermedad.
Gracias a las investigaciones de Robert Koch, y sobre todo a sus métodos, tanto sus alumnos como sus pupilos descubrieron los organismos responsables de la difteria, el tifus, la neumonía, la gonorrea, la meningitis cerebroespinal, la lepra, la peste pulmonar, el tétanos y la sífilis, entre otros.
A principios de 1910, Robert Koch cayó enfermo y murió en Baden-Baden el de 27 de mayo de 1910 de un ataque al corazón cuando tenía 66 años.
El legado de Koch continúa vigente tanto en los métodos de investigación como en las pautas para determinar las enfermedades gracias a la profesionalización con la que dotó a una ciencia aún incipiente a mediados del siglo XIX.