Nuestra cordillera andina es la más extensa del mundo y un lugar adverso para la agricultura. Aproximadamente 5 mil millas de largo y más de 22 mil pies de altura. La densidad de las zonas altas impide que el aire garantice un clima estable. La temperatura puede llegar a un máximo de 23° y descender hasta -17° en pocas horas. Sin embargo, a pesar de todas las adversidades, es la tierra de una de las grandes civilizaciones del mundo. Los incas levantaron templos, plazas, puentes y figuras de oros, y detrás de sus grandes logros, están los tubérculos como un motor constante que mantuvo a toda una civilización a salvo del hambre, entre ellos y el más importante, la papa.
Aliviar el hambre
Después del trigo, el maíz y el arroz, la papa es el cultivo más importante en todo el mundo. Actualmente, se calcula que más de 100 países producen este tubérculo garantizando que aproximadamente 1.400 millones de personas la consuman regularmente. Por ello, un buen rendimiento de las semillas de papa, es importante para garantizar la seguridad alimentaria de nuestro país y nuestra adaptación al cambio climático, puesto que produce más con menos agua, a comparación del arroz, el trigo y el maíz.
Actualmente conservamos 3000 variedades de papa nativa gracias a un pequeño número de familias altoandinas que se dedican al comercio local. Las semillas utilizadas producen un máximo de 5 toneladas por cada hectárea, sin descontar la cantidad que se desecha por requisitos mínimos de calidad. Lamentablemente, las cifras son insuficientes para evitar la desaparición de esta gran biodiversidad.
Según el Ministerio de Agricultura, sólo el 0,18% de cultivos de papa utilizan semillas de alta calidad. Gracias a los avances científicos, hoy es posible cambiar esta realidad, modificando genéticamente las 3000 variedades de semillas de papa nativa para aumentar el número de toneladas por hectárea y convertirlo en un alimento que garantice seguridad alimentaria y ayude a pequeños agricultores a enfrentar los retos del desarrollo.
Nuevas semillas ¿Cómo lograrlo?
El Fondo Nacional de Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación Tecnológica ha financiado un innovador proyecto que consiste en producir mejorar las semillas de papa de las variedades que habitan en Perú y América Latina. Hasta el momento, en el Perú se usan dos métodos de cultivar y generar nuevas semillas de papa: mediante hidroponía o aeroponía, para luego ser multiplicadas en los campos y distribuidas a los agricultores. La adversidad que enfrentan ambos métodos es que no evitan que las semillas contraigan enfermedades que deterioran el producto.
Es por ello que este proyecto busca fortalecer el cultivo de la papa en todo el país sobre la base de implementación de un tercer método que producirá semillas de alta calidad libre de enfermedades. Plantea utilizar cámaras en las que el suministro de agua, nutrientes y crecimiento son rigurosamente controlado, comúnmente llamado fitotrones.
La gran ventaja de este método es que puede ser aplicado en cualquier zona climática, incluso condiciones extremas. Tarda 60 días en producir nuevas semillas, es decir, hasta 6 ciclos de producción por año. El proyecto propone también utilizar las semillas AtroTubersTM, por poseer mejores características que las empleadas en hidroponía y aeroponía.
Después de haber trabajado con 8 especies de papa, se obtuvo 1354 semillas por cada cámara (fitotrón) en aproximadamente 77 días. Este es un gran salto para la agricultura peruana, ya que este método ha sido utilizado en papas norteamericanas y europeas pero por primera vez en papa nativas.Si quieres conocer más sobre los proyectos financiados visita el portal web del Fondecyt.