Murió en Copenhague el 9 de marzo de 1851.
Hans Christian Ørsted nació en Dinamarca el 14 de agosto de 1777. Influido por su padre, que era farmacéutico, al cumplir los veinte años en 1797 se orientó por los estudios de farmacia. Tres años después, se licenció en medicina.
Sin embargo, su pasión por la física y la química (en especial por el electromagnetismo), desencadenaron todas sus reflexiones y explican en buena medida las razones por las que se interesó por los trabajos de J. W. Ritter sobre el galvanismo.
En 1820 descubrió la relación entre la electricidad y el magnetismo demostrando empíricamente que un hilo conductor de corriente puede mover la aguja imantada de una brújula. Puede, pues, haber interacción entre las fuerzas eléctricas por un lado y las fuerzas magnéticas por otro, lo que en aquella época resultó revolucionario.
A Ørsted no se le ocurrió ninguna explicación satisfactoria del fenómeno, y tampoco trató de representar el fenómeno en un cuadro matemático. Sin embargo, publicó enseguida el resultado de sus experimentos en un pequeño artículo en latín titulado: Experimenta circa effectum conflictus electrici in acum magneticam. Sus escritos se tradujeron enseguida y tuvieron gran difusión en el seno de la comunidad científica europea.
André-Marie Ampère conoció los experimentos de Ørsted en septiembre de 1820, lo que le sirvió para desarrollar poco más tarde la teoría que sería el punto de partida del electromagnetismo. Cuanto más se aceptaban las teorías de Ampère por parte de otros sabios, más se reconocía la autenticidad e intuición de Ørsted, tanto en la comunidad científica como entre sus conciudadanos.
En 1825 realizó una importante contribución a la química, al ser el primero en aislar y producir aluminio. Finalmente, muere en Copenhague el 9 de marzo de 1851. La población danesa sintió mucho su muerte puesto que, gracias a sus descubrimientos y a sus dotes de orador, había contribuido a transmitir una imagen activa y positiva de Dinamarca.
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