La vida en nuestro planeta saltó del mar a tierra firme hace al menos 2,800 millones de años. Y aún hoy los océanos alojan las claves para mejorar nuestra existencia. Al menos así lo ven desde la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), donde, en colaboración con investigadores de las universidades alemanas de Bonn y Giessen, han desarrollado el proyecto “Biomoléculas antibióticas producidas por bacterias marinas”.
Con un financiamiento de Fondecyt, unidad ejecutora del Concytec, por S/ S/ 392 mil 722, el trabajo propone emplear la vida en el mar como la próxima gran botica del planeta, particularmente en el combate contra bacterias multidrogo resistentes.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia a los antibióticos “es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial” y, aunque es un fenómeno natural, el uso indebido de estos fármacos en humanos y animales acelera el proceso. Ello, al punto de que, según la OMS, entre un 8% y un 65% de las muestras estudiadas de Escherichia coli, una bacteria que puede provocar intoxicaciones e infecciones, evidenciaba resistencia al ciprofloxacino, un antibiótico ampliamente recetado para estos casos.
Habida cuenta la alta resistencia de ciertos patógenos a las diversas gamas de conocidos antibióticos, la mirada de los científicos en busca de agentes antibacterianos se tornó hacia la vida marina en hábitats tan hostiles como el mar peruano, por su elevada salinidad y temperaturas.
La investigación de la UNT
Así las cosas, la metodología empleada por el equipo de la UNT ha consistido en cultivar y extraer bioactivos a través de caracterización genético-molecular de bacterias aisladas de suelos marinos. Estos han provenido de los manglares de Tumbes, la Isla Foca (Piura) y la Bahía de Paracas (Ica).
“Si bien en los manglares y la isla la variedad de microorganismos hallados fue menor que en Paracas (zona protegida como reserva nacional), el trabajo permitió conformar un banco con 300 cepas bacterianas, algunas de las cuales han comprobado su potencial capacidad para combatir patógenos multidrogo resistentes”, señala el ingeniero Julio Campos Florián, director de este proyecto de investigación.
“Hemos venido trabajando con apenas un 30% de este banco. De esa porción, hemos encontrado 6 moléculas antibióticas”, señala el estudioso. Aunque el proyecto está en una etapa de investigación básica, hasta el momento se ha podido encontrar el efecto deseado contra el MRSA o Staphylococcus aureus resistente a la meticilina, una de las bacterias consignadas en la Lista OMS de patógenos prioritarios para la I+D de nuevos antibióticos.
Los avances del trabajo abren la posibilidad de continuar estudios en vivo en y en bioingeniería en lo que respecta a la seguridad del antibiótico y su efecto farmacocinético, a fin de optimizar la eventual producción de nuevas medicinas a mayor escala.
“Definitivamente, el mar puede ser la gran farmacia de la humanidad en el futuro”, afirma el ingeniero Campos Florián, quien el 31 de julio último presentó el proyecto en el marco del “Encuentro Científico Internacional (ECI) 2018 - Invierno, por los 50 años del Concytec”.