El eclipse se produjo el 28 de mayo de 585 a.C, hace 2600 años.
El 28 de mayo de 585 a.C. el ejército del rey Medo Ciáxares se encontraba a orillas del río Kizilirmak con la intención de conquistar el Reino de Lidia. Sin embargo, un eclipse solar que se produjo aquel día terminó de manera abrupta con la batalla. Además de por eso, este eclipse ha pasado a la historia por ser el primero que se sabe que se predijo. El astrónomo, matemático e ingeniero Thales de Mileto, que se encontraba entre los integrantes del ejército Lidio, predijo con exactitud que aquel año el día se convertiría en noche.
Fue un eclipse total de sol que se observó en Anatolia al final de su recorrido y cuya duración fue de 3 minutos y 24 segundos. Los eclipses cercanos a los solsticios tienden a ser grandes eclipses. Además los que ocurren en el solsticio de verano en el hemisferio norte son aún más majestuosos porque la Tierra se acerca al afelio, a su máxima distancia respecto del Sol, y entonces el diámetro aparente del disco solar es algo más pequeño que el de la Luna. De esta forma, la sombra de la Luna será mayor y, además, el eclipse parcial llega a cubrir un tercio del diámetro del planeta.
El método que empleó Thales para detectar el evento se desconoce pero se cree que tenía acceso a las tablillas de arcilla de Babilonia donde se tenían registrados los eclipses sucedidos anteriormente.
La predicción de un eclipse solar es bastante compleja. Se necesita calcular no sólo cuándo va a suceder, sino también los lugares en que será visible. En un eclipse lunar, el evento es visible en todo el lado de la Tierra que está en la noche, y la totalidad a menudo dura más de una hora. Al contrario de esto, en un eclipse solar, la sombra de la Luna cae sobre la Tierra en una trayectoria relativamente estrecha. Por lo que se necesita saber la órbita de la luna en gran detalle, dentro de una pequeña fracción de minuto de arco y los antiguos griegos no tenían estos datos.
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